Es un río que pese a pasar por un terreno medianamente llano su belleza es digna de admiración con sus riberas protegidas por robles, chopos, alisos, negrillos y sus ya secos olmos.
Todavía recuerdo cuando mi padre me llevaba a pescar sus preciosas truchas autóctonas, salvajes, listas y escurridizas dignas solo de los más habidos y astutos pescadores. Que gozada era clavar una de esas maravillosas truchas, que peleas tirones y más tirones siempre buscando la rama mas cercana para enredarse, eso sí que era adrenalina en estado puro; y como era de costumbre trucha que salía, trucha que iba para la cesta y así un día, otro día y otro día hasta que poco a poco fue reduciéndose el numero de capturas por parte de los pescadores sin mencionar las que se llevaban en verano cuando el caudal del rio bajaba y entraban a las pozas con lejía y redes , tal fue el daño causado al rio que hasta tuvieron que repoblar con trucha centroeuropea para que no se dejaran de tramitar licencias ya que (la pela es la pela) y la repoblación para las administraciones es la medida mas fácil de tomar. ¿Por qué? porque poner vigilancia y tomar medidas drásticas como vedar el rio sale caro con lo que se ha conseguido que haya desaparecido casi por completo la trucha autóctona y queden en el río cuatro truchas de repoblación.

Toda la pesca de nuestras especies autóctonas debería estar en régimen de captura y suelta a nivel nacional por el bien de nuestros peces y ríos.
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