Me siento feliz, es todo una gran alegría para mi asomarme al puente romano de mi pueblo (Ciudad Rodrigo) y ver como los supervivientes del Agueda se preparan para la freza, esos a los que el lucio y el cormorán pese a intentarlo no han podido con ellos, no porque ya tienen un tamaño considerable y son lo suficientemente fuertes y listos para escapar de sus fauces.
Estos supervivientes no son otros que los añorados barbos, esos a los que les debo mi gran afición a la pesca, a los que tan buenos ratos me han hecho pasar en mi niñez a orillas de este gran río que vive sus peores momentos pero que quizás puedan ir a peor.
Estos supervivientes no son otros que los añorados barbos, esos a los que les debo mi gran afición a la pesca, a los que tan buenos ratos me han hecho pasar en mi niñez a orillas de este gran río que vive sus peores momentos pero que quizás puedan ir a peor.
Pese a ello, ellos están hay, listos para cumplir el ciclo vital de la vida, la reproducción, la lucha por la supervivencia en este entorno tan hostil para ellos.
La verdad es que pese a intentarlo no se ven claros resultados ya que año tras año se ven, pero parecen ser los mismos, no se ven barbos de otros tamaños mas pequeños y eso no invita al optimismo.
También tienen que luchar contra los percasoles que en pocos años han colonizado el río de una manera asombrosa y se pueden ver a lo largo de muchos kms. de río.
Esperemos que estos grandes supervivientes puedan mantener la especie y volver a colonizar el río en su totalidad y quien sabe si algún día poder volver a disfrutar de sus carreras y tirones.
Por ultimo y para terminar quiero agradecer a las personas que me leen y me siguen, por que sin ellos esto no seria posible, por que sin vosotros no hubiéramos llegado a los 30.000, por eso os dio las gracias y espero os guste la entrada.
